Unidad 6 El movimiento revolucionario de 1910 a 1920
6.1
La revolución maderista y los tratados de Ciudad Juárez
La Toma de Ciudad Juárez fue un enfrentamiento decisivo que tuvo
lugar durante la Revolución Mexicana,
como parte de la llamada revolución maderista, ésta se desarrolló del 8
al 10
de mayo de 1911 en Ciudad Juárez, Chihuahua,
pero los siguientes días se registraron saqueos, fusilamientos y un desorden
total en la ciudad, hasta la firma de los Tratados de Ciudad Juárez celebrados
el 21
de mayo de 1911, acarreando eventualmente
la renuncia del presidente Porfirio Díaz e
interminables divisiones y rupturas entre los revolucionarios los siguientes
años.
La batalla opuso a un pequeño y descuidado
ejército federal al mando del general Juan N. Navarro y
a los revolucionarios conformados también por villistas y
orozquistas que
eran superiores en número, todos estos comandados por los generales Peppino Garibaldi de
origen italiano, José de la Luz Blanco, Pascual Orozco uno
de los principales líderes de Chihuahua y también el general Francisco Villa.
Esta batalla no estaba prevista por Francisco I. Madero,
quien nunca la autorizó oficialmente, ni siquiera dio orden de ataque a la
ciudad, por el contrario, consideraba que Ciudad Juárez no era esencial para la
revolución y que la clave estaba en el sur. Desacatando las órdenes Garibaldi,
Blanco, Orozco y Villa atacaron la ciudad el 8 de mayo por
los flancos Sur y Oeste; neutralizaron las trincheras construidas por los
defensores, y dinamitaron las casas de adobe. El día 9 de mayo cortaron
líneas eléctricas y de agua e incrementaron los incendios en diversos puntos.
Después de dos días de intensas refriegas, el general Navarro y su exhausto
ejército se rindió el 10 de mayo.
Entre el 16 y el 29 de mayo hubo
saqueos en diversos lugares de la ciudad. El 9 de mayo de 1911, un día después
de la toma de la ciudad, Villa ordenó el saqueo de la casa comercial Ketelsen y
Degetau, saqueo que fue repetido al año siguiente por las fuerzas de Orozco.
Estas últimas quemaron la tienda y tomaron bienes con un valor de un cuarto de
millón de pesos. El 10 de mayo, Madero, pese a sus reticencias y a las
divisiones internas del ejército revolucionario, hizo su entrada triunfal a la
ciudad y estableció su cuartel general en el edificio de la Aduana,
permaneciendo ahí hasta el 21 de mayo de 1911 con los Tratados de Ciudad
Juárez.
Los Tratados de Ciudad Juárez fueron un acuerdo de paz firmado
el 21
de mayo de 1911,
entre el entonces Presidente de México, Porfirio Díaz, y
el revolucionario Francisco I. Madero,
tras la toma de Ciudad Juárez.
Este acuerdo puso fin a los combates entre las fuerzas que apoyaban a Madero y
las que apoyaban a Díaz, y concluyó la fase inicial de la Revolución Mexicana.
Los tratados estipulaban que Díaz y su
vicepresidente Ramón Corral dimitirían
a finales de mayo y que el Secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra,
sería nombrado presidente interino hasta que pudieran llevarse a cabo
elecciones. Como resultado Díaz dejó México para
exiliarse en Francia.
Significativamente, no hacían mención o
instituían alguna reforma social de las que Madero había prometido en ocasiones
anteriores. También mantuvieron el marco de gobierno porfirista esencialmente
intacto.4 Además,
Madero apoyó la impopular idea de que todos los conflictos por tierras serían
resueltos en los tribunales, lo que causó brotes de violencia esporádica,
especialmente en las zonas rurales.
Madero entró en la Ciudad de México el
7 de junio de 1911 y en octubre del mismo año fue elegido presidente junto
con José María Pino Suárez, su
compañero de fórmula, como vicepresidente.
6.2.-
El gobierno de madero y los movimientos de oposición
Madero llegó a la presidencia no sólo para
lidiar con las rebeliones que estallaban, sino a tratar de dirigir a un país
que no tenía un rumbo fijo, y que continuaba viviendo una anarquía y desordenes
totales.
Las cabecillas revolucionarias: Zapata y Orozco consideraban que Madero no atendería las demandas de justicia social y reparto igualitario de la riqueza que la mayoría de los mexicanos exigían. Por esto, Zapata lanzó el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911 en el que desconocía a Madero como presidente y lo acusaba férreamente de haber traicionado a las masas campesinas y servir los intereses del gran capital. El lema de este plan era "REFORMA, LIBERTAD, JUSTICIA Y LEY" y proclamaba el regreso de las tierras, montes y aguas a manos campesinas.
Las cabecillas revolucionarias: Zapata y Orozco consideraban que Madero no atendería las demandas de justicia social y reparto igualitario de la riqueza que la mayoría de los mexicanos exigían. Por esto, Zapata lanzó el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911 en el que desconocía a Madero como presidente y lo acusaba férreamente de haber traicionado a las masas campesinas y servir los intereses del gran capital. El lema de este plan era "REFORMA, LIBERTAD, JUSTICIA Y LEY" y proclamaba el regreso de las tierras, montes y aguas a manos campesinas.
Pascual Orozco, revolucionario del norte del país, se unió al Plan de Ayala en febrero de 1912. Resentido porque al inicio Madero lo ignoró, emprendió una revuelta social, acusando al presidente de falsear y violar el Plan de San Luis Potosí, así como de traicionar a la patria. Madero entonces envió a Huerta a enfrentar a Orozco que termina siendo derrotado. Posteriormente se unió a Huerta, acto que indigno profundamente a Zapata quien reformó de inmediato el Plan de Ayala y calificó a Orozco como "traidor de la Revolución"
Movimiento de los felicistas: llamado así porque su figura más importante era el militar Félix Díaz, nada más ni nada más que menos que el sobrino de Porfirio Díaz-- que también desconocía Madero.
Madero trato de enfrentar los levantamientos y numerosas revueltas que estallaban en su contra y pronto comenzó a rumorearse que se estaba preparando un golpe final para desaparecerlo definitivamente, lo cual fue cierto a sucintarse la Decena Trágica.
6.3
La decena trágica, el gobierno huertista y el plan de Guadalupe.
La decena Tragica
Se conoce como Decena Trágica al movimiento armado que tuvo lugar del 9 de febrero al 18 de febrero de 1913 para
derrocar a Francisco I. Madero de
la Presidencia de México. La
sublevación o derrocamiento se inició en la ciudad de México,
cuando un grupo de disidentes se levantó en armas comandado por el
general Manuel Mondragón y
pusieron en libertad a los generales Bernardo Reyes y Félix
Díaz que estaban presos. Posteriormente
asaltaron algunas dependencias de gobierno y decretaron estado de sitio.
Al caer herido el general Lauro Villar,
defendiendo el Palacio Nacional, Madero nombró en su lugar a Victoriano Huerta. Al
paso de los días se solicitó la renuncia de Madero y José María Pino Suárez, lo
cual fue rechazado. El 17 de febrero Gustavo A. Madero descubrió
que Huerta estaba en arreglos con los opositores y lo llevó ante el Presidente,
quien no creyó en sus palabras y lo liberó. Poco después Huerta firmó un
acuerdo con Félix Díaz, en su calidad de jefe del ejército federal, consumando
su traición destituyendo al Presidente y al Vicepresidente, el acuerdo tuvo
lugar en la sede de la Embajada de Estados Unidos en México, con el apoyo del
embajador Henry Lane Wilson y
es conocido como el Pacto de la Embajada. Ese mismo día Madero y Pino Suárez
fueron apresados y obligados a renunciar. El 20 de febrero Victoriano Huerta fue
designado presidente mediante una serie de maniobras ilegítimas, por lo que
sería conocido como “el usurpador”. Aunque hay constitucionalistas como Felipe
Tena Ramírez en donde argumenta que jurídicamente no hubo una usurpación más
bien lo que fue es una alta traición vía golpe de Estado. La revuelta
culminó el 22 de febrero con el asesinato de Madero y Pino Suárez
El gobierno huertista
Victoriano Huerta, al llegar al poder, se
volvió un dictador que anuló la democracia y la libertad por medio de la fuerza
militar. Huerta recibió el apoyo de los grandes hacendados, altos mandos
militares, del clero y de casi todos los gobernadores, a excepción
de José María Maytorena,
gobernador de Sonora,
y de Venustiano Carranza,
gobernador de Coahuila. La
gestión huertista se propuso entonces dos metas: lograr la pacificación del
país y lograr el reconocimiento internacional de su gobierno, especialmente por
parte de los Estados Unidos.
Intentó conseguir el apoyo de orozquistas y
zapatistas, concediendo amnistías generales y enviando representantes. Pascual
Orozco puso algunas condiciones que le fueron otorgadas, como el empleo
de guardias rurales para
sus soldados, pago de sueldos a costa del erario y pensiones a viudas y
huérfanos, por lo que el 27 de febrero de 1913 Orozco hizo oficial su apoyo al
gobierno. Zapata, por su parte, rechazó tajantemente cualquier oferta, por lo
que el movimiento morelense continuó su lucha contra el gobierno de Huerta.
La Cámara de Diputados se opuso al gobierno
huertista e incluso la facción maderista fue sumamente crítica con sus
acciones. Belisario Domínguez,
diputado chiapaneco,
escribió un discurso en el que condenaba la violencia desatada y acusó a
Victoriano Huerta de asesino. Después de ser prohibida su lectura en el
Congreso por parte de la Cámara de Senadores, lo difundió por escrito. Poco
tiempo después fue asesinado y cuando los miembros de la Cámara exigieron que
se investigara su muerte y se garantizara la vida de los miembros del Poder
Legislativo, Huerta decidió disolver la Cámara y mandó
arrestar a varios de sus miembros. Cuando la Cámara de Senadores tuvo
conocimiento de estos hechos sus miembros acordaron disolver su propia Cámara,
por lo que Huerta asumió facultades extraordinarias.
Plan de guadalupe
Proclamación firmada en
la hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe, Coahuila, el 26
de marzo de 1913 por Venustiano Carranza, quien repudiaba al
gobierno golpista de Victoriano Huerta acusándole de
traición contra Francisco I. Madero. Se desconocía a los
tres poderes federales y a los poderes locales que no aceptaran el plan. Los
sublevados nombraron Primer Jefe del Ejército que se denominaría Constitucionalista al ciudadano Venustiano Carranza. El texto establecía
que al entrar
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